Y es que... en todo este tiempo,
¿qué ha pasado con los Etruscos? ¿Es que nadie piensa en los Etruscos?
Los
etruscos llevaban un par de siglos ocupando la zona norte de Italia, repartidos
entre las regiones de Toscana y Umbría hasta el Lacio y la Campania (dónde
tendrían más que palabras con los colonos griegos del sur de Italia), y también
el valle del Po, en el norte, desde la Lombardía al sur del Véneto. La verdad
es que los etruscos han sido siempre un pueblo bastante misterioso, enigmáticos
como la famosa "sonrisa etrusca" que dejaron plasmada en sus
esculturas, y que viene siendo la cara de "sí, me estoy riendo porque sé
cosas que tú no sabes...". Y es verdad, seguimos sin saber muy bien de qué
se reían. Pero tampoco tenemos muy claro como se gobernaban, si era un imperio
o ciudades-estado, y otro montón de cosas, que además no tiene pinta de que
vayamos a averiguar pronto, ya que el gran problema es que no entendemos sus
escritos. Y es que aunque utilizaban letras similares a las del alfabeto griego
y podemos leer etrusco, no tenemos ni puñetera idea de qué significa lo que
dicen.
Este es el Sarcófago de los Esposos, una de las obras más conocidas del arte Etrusco, y sí, miradles... se ríen. ¿De qué? A saber, pero oye, se lo debían pasar teta. |
Pero
allí estaban, y en su frontera sur, Roma empezaba a despuntar entre el resto de
las ciudades del Lacio. Para conocer la guerra entre Roma y Etruria tenemos dos
fuentes principales, y es muy gracioso, porque cada una cuenta cosas
diferentes. Como si fueran mundos paralelos y en cada uno hubiera pasado una
cosa distinta, así que no tenemos muy claro qué es lo que paso en realidad,
aunque el final quedó cristalino para todo el mundo. En fin, es como si Han
Solo disparó primero o no al cazarrecompensas, el caso es que al final este
estaba muerto. Nuestras dos fuentes principales sobre este tema son los
historiadores romanos Tito Livio y Plutarco, y es que a los romanos les molaba
mucho lo de estudiarse a sí mismos. El primero era un fan de la República que
vivió en los tiempos del inicio del Imperio, cerca del entorno del Octavio,
Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón. Y sobrevivir a toda la dinastía
julio-claudia tiene su mérito. Plutarco, en cambio, era griego de origen,
estudió en la Academia de Atenas y sólo llegó a ser considerado romano en
tiempos de Trajano. ¿Y qué nos cuenta cada uno de ellos?
El
comienzo de la fiesta es igual en ambos, Rómulo tomó la ciudad de Medullia, lo
que hizo que a los Etruscos se les encogiera un poco el escroto, y que el
ejército de la ciudad de Fidenas decidieran que había llegado el momento de
poner orden. Según Livio, los Fidenates entraron en tierras romanas,
estableciendo allí un campamento, lo que hizo que Rómulo se pusiera en
movimiento (ya sabemos cómo llevaba el rey que le pisaran lo fregao) y tendiera una emboscada a los Fidenates, atacando la
ciudad, pero dejando parte de su ejército en retaguardia escondido en un bosque
para poder destrozar a los etruscos a su antojo cuando salieran a perseguirles.
El truco de Rómulo funcionó, y los romanos consiguieron tomar Fidenas. Pero si
los etruscos estaban un poco tensos, la caída de Fidenas en manos romanas terminó de descolocarles vivos, y desde la
capital etrusca, Veyes, salió un ejército para hacer frente a Rómulo. El
ejército etrusco entró en tierras romanas, saqueándolas y llevándose el botín
al norte. Rómulo echó a seguirles, cruzando el Tíber hasta entrar en territorio
etrusco, y luchando finalmente contra los Veyentinos y derrotándoles, y aunque
no llegó a tomar Veyes, si que se ensañó en las tierras cercanas, lo que hizo
que temerosos los etruscos firmaran un acuerdo de paz con Rómulo.
La
historia con Plutarco cambia un poco. Para empezar, después de la caída de
Medullia, fueron los romanos los que lanzaron expediciones hacia el norte,
hacia Fidenas, hasta que tomaron la ciudad. Al igual que con Livio, Plutarco
nos dice que tras la toma de Fidenas los Veyentinos se sintieron amenazados y
marcharon a la guerra, pero en este caso, los etruscos se dividieron en dos
grupos. Uno se dirigió a Fidenas para recuperar la ciudad, mientras otro seguía
a Rómulo, que aún debía andar haciendo el romano por las tierras de Etruria.
Los Veyentinos tomaron Findenas, pero Rómulo derrotó a los que le habían
seguido, de modo que unos y otros se encontraron de nuevo cerca de Fidenas,
donde Rómulo terminó de darles matarile y comenzó a dirigirse hacia Veyes. El final
es el mismo que en el caso de Livio: acojonados, los Veyentinos firmaron la paz
con Roma.
¿Y
a cuál de los dos nos debemos creer? Pues... de decantarme por uno, yo lo voy a
hacer por Plutarco, por dos cosas: primero porque es parte no interesada (relativamente,
claro). Y segundo, porque se evita todo el esfuerzo que hace Tito Livio
(historiador de cámara de los primeros emperadores romanos, no lo olvidemos) en
situar siempre los motivos de la guerra ajenos a Roma. Es decir, Roma reacciona
ante las agresiones de los Etruscos, lo que da una muy esforzada legitimidad a
la historia del conflicto entre Roma y Etruria.
Esta es la visión del pintor francés Jean Baptiste Nattier sobre cómo Marte se llevaba a su hijo al Olimpo para que Júpiter lo convirtiera en un dios... |
Al
parecer, Rómulo estaba hecho todo un campeón, había conseguido fundar una
ciudad de la nada, había vencido a los latinos y los etruscos... y todo esto se
le estaba subiendo un poco a la cabeza. Y además, al ancianete Numitor le llegó
su hora, así que Rómulo se convirtió también en rey de Alba Longa. Así que se
marchó para allá, que al fin y al cabo Roma era un extrarradio y Alba Longa era
la ciudad potente, pero como quien mucho abarca poco aprieta, parece que el
gobierno de Rómulo se fue haciendo cada vez más despótico y al tiempo más
torpe, sin terminar de estar en un sitio o en otro, quitando atribuciones al
senado, haciendo que los patricios se sintieran incómodos... Así que un día,
mientras pasaba revista al ejército, en Julio del 716 a.C, llegaron los dioses y se lo llevaron al cielo
durante una tormenta. Los senadores decidieron que Rómulo se había convertido
en un dios, y con el nombre de Quirino, le construyeron un templo en otro monte
cercano, que llevaría el nombre de Quirinal.
Ya,
lo de los dioses no resulta muy creíble, y de hecho, lo que se piensa es que
los propios senadores se lo cargaron y ocultaron su cuerpo en algún sitio,
justificando la desaparición del cuerpo con el tema divino. Como no tenemos muy
claro si Rómulo existió o no, lo que sí que podemos tener claro de todo esto es
que entre el año 753 y el 716 aproximadamente, Roma fue surgiendo como centro
de poder entre los latinos y los pueblos del Lacio, y de ser una simple aldea,
terminó pudiendo plantar cara al poder más fuerte que existía en aquellos
momentos en lo que sería Italia, o sea, a los Etruscos. Durante un año más o menos, los senadores
decidieron que Roma podía vivir sin un rey, así que se fueron turnando en el
cargo, a semana por senador más o menos, pero evidentemente no parece una forma
de gobierno muy efectiva, y terminaron eligiendo un nuevo rey (sí, monarquía
electiva, como los pueblos germánicos en sus primeros tiempos), que sería Numa
Pompilio... del que ya hablaremos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario