Hace
unos 2800 años, el centro de Italia estaba ocupado por varios grupos tribales
que se distribuían por lo que se llamamos "El Lacio". Estos pueblos
se encontraban en la Edad del Hierro, y su mayor influencia era la cultura
Etrusca, con la que lindaba al norte, y que incluía ciudades como Veyes, Volci,
Tarquinia o Perusia. Y estos pueblos latinos comenzaron a reunirse en torno a
una de sus poblaciones, que comenzó a extenderse a través de varias colinas
situadas cerca del río Tíber...
Vaya
coñazo, ¿no? Vamos a darle caña a esto.
¡¡¡Guerra!!!
¡¡¡Destrucción!!!¡¡¡Masacre y Aniquilación!!! Después de diez años de guerra
con los troyanos, Ulises ha conseguido burlar las defensas griegas, meter a un
caballo de madera dentro y colarse con unos amiguetes, han abierto las puertas
y Agamenón, Menelao y su cuchipandi están montando una fiesta de Latin Kings
albanokosovares en la ciudad. Se han cargado a Héctor, se han cargado a Príamo,
se han cargado a Paris, han apresado a Hécuba, a Casandra y a Andrómaca. Hasta
han tirado por un balcón a Astiánax, que era sólo un bebé. Han sido diez años
de guerra, y los griegos están dispuestos a no dejar piedra sobre piedra.
Pero... espera... ¿qué es eso? ¡Oh, divino Apolo, bendita Venus! ¡¡¡Que se les
escapan los troyanos!!!
Puro barroco en esta pintura que muestra a Eneas escapando de Troya, llevando en brazos a su anciano padre Anquises. Aquí está el origen de toda la historia mítica de Roma. |
Y
es que según la historia tradicional de Roma, el origen de la ciudad hay que
buscarlo precisamente en la caída de esta otra ciudad, la mítica Troya, ya que
mientras los griegos destruían la ciudad, uno de los troyanos, Eneas, conseguía
escapar de la ciudad en compañía de su padre, el anciano Anquises, su hijo
Ascanio (o Iulo, y ya veremos más adelante por qué es importante este nombre),
y así como el que no quiere la cosa, se dejó atrás a su mujer, Creúsa. Y es que
un olvido lo tiene cualquiera. Y es que al parecer, con estas cosas que pasaban
en la Grecia mítica, Eneas llevaba la sangre de la misma Venus, ya que su padre
había tenido un revolcón mitológico con la diosa de la belleza, y esta les
avisó de lo que se les venía encima. Sin embargo, otra diosa, Juno, se la tenía
jurada a los troyanos desde que Paris le entregara años atrás la manzana dorada
etiquetada como "Para la más bella" a Venus y no a ella, que era el
equivalente griego a dejar de seguirla en Facebook, así que Juno se dedicó a
putearles durante siete años, haciéndoles dar carambolas por el Mediterráneo.
Anquises se les murió por el camino, pero tendría un encuentro post mórtem con
Eneas, que bajaría a verle al Averno, acompañado por la Sibila de Cumas, donde
el espectro del anciano le mostró a su hijo la gloria de su descendencia: Roma.
Además,
en ese crucero por el Mediterráneo de Viajes Juno, una de las paradas de Eneas
fue la ciudad de Cartago, gobernada por la reina Dido. Parémonos un momento
aquí, que la historia de esta reina tiene su aquel. Cartago había sido fundada
unos doscientos años antes por los fenicios, el pueblo con más poder comercial
del Mediterráneo en aquellos tiempos, grandes marineros que extendieron sus
puestos comerciales incluso más allá de Gibraltar. Su nombre en el idioma de
los fenicios era Qart Hadast, o sea, Ciudad Nueva (no fueron muy originales), y
su fundadora había sido ni más ni menos... ¡que la propia Dido! Y es que esta
mujer, a la que también llamaban Elisa de Tiro, había llegado a las costas de
África, en la actual Túnez, tierra ocupada por un pueblo que recibía el nombre
de gétulos y cuyo rey, Jarbas, quiso tomarle el pelo a Dido, que le había
pedido hospitalidad. Jarbas quería hacerse el graciosete delante de sus amigos,
y le dio a Dido una piel de buey, diciéndole que le entregaría tanta tierra de
su reino como ella fuera capaz de cubrir con esa piel. Pero Jarbas no había
contado con el girl power y con que los fenicios eran listos como... bueno,
pues eso, como fenicios, y Dido le hizo todo un jackass, cortando la piel de
buey en tiras muy finas y utilizándolas para abarcar una colina de espaldas al
mar, sobre la que la reina construiría la fortaleza de Bilsa, y ese sería el
corazón de la futura Cartago.
Dido y Eneas hablando de sus cosas en Cartago, según el pintor romántico francés Pierre-Narcisse Guérin. |
Total,
que unos cien años después, ahí seguía Dido, y cuando Eneas llegó, como los
dioses eran muy aficionados a las bromas, Cupido hizo que se enamorara
locamente de Eneas, que al principio le hizo carantoñas, pero que cuando vio el
DNI de Dido y la fecha de nacimiento, le largó un "contigo no, bicho",
se acordó de que tenía un mandato divino para construir una ciudad, y se largó
con viento fresco para Italia. Dido no lo pudo soportar y se clavó un cuchillo
en el vientre, suicidándose (se le había olvidado el girl power y la
inteligencia fenicia), y de la muerte de la reina vendría el futuro odio entre
cartagineses y romanos. Total, que Eneas llegó con sus troyanos hasta el Lacio,
donde se asentó finalmente y contrajo matrimonio con Lavinia, la hija del rey
de los Latinos, que tenía el original nombre de Latino. Esto puso a Juno de
mala leche, y envió a las Furias, que eran tres mujeres muy majas con látigos
hechos de escorpiones, para que volvieran loco a Turno, el rey de los rútulos,
otra tribu de la zona, pero finalmente Eneas mató a Turno.
Evidentemente
esto es una descripción mítica, pero mola. Probablemente los enfrentamientos
entre latinos y rútulos tuvieran lugar, como con muchas otras tribus de la
zona, pero todo el viaje de Eneas es una obra del poeta Ovidio, que escribiría
la Eneida durante el gobierno del emperador Octavio Augusto, en el siglo I a.C,
como un trabajo propagandístico en el que el Emperador glorificaba a Roma y a
su propia dinastía, la Julia... ¿os acordáis de que dije que Ascanio también
era conocido como Iulo? Pues de ahí viene Julio, y los Julios eran la familia
de Octavio Augusto, así que Venus era algo así como su retatarabuela.
Nos
hemos ido muy atrás en el tiempo, a la guerra de Troya y a Eneas, y muy delante
de nuestro objetivo, que es la fundación de Roma, y nos hemos ido al Imperio.
Pero no hemos terminado con la historia de la fundación de Roma, y es que esta
parte, la de Ovidio y la Eneida es un añadido posterior, y se nota muchísimo
que los romanos ya se habían comido a todos los pueblos del Mediterráneo,
incluyendo a los griegos, que eran mucho más imaginativos para las historias de
este calibre. Los romanos eran más sobrios, más... serios, mucho más adustos y
torvos. Y así eran también sus historias: sobrias, serias, adustas, torvas. Veréis.
Rubens representa así a Rómulo y Remo, los gemelos que fundarían Roma, rollizos y entraditos en carnes, como le gustaba a Rubens pintar a la gente. |
En
territorio latino se encontraba la ciudad de Alba Longa, cuyo fundador mítico
resultaba ser Ascanio (al igual que Eneas y su nueva esposa, Lavinia, habrían
fundado su propia ciudad, con el original nombre de Lavinium). De esto habían
pasado siglos, claro, y ahora el rey de Alba Longa era Numitor, descendiente de
Ascanio. Numitor fue expulsado del poder por su hermano, Amulio, que se cargó a
todos los descendientes varones de Numitor y que obligó a su única hija, Rea
Silvia, a convertirse en una virgen vestal, que era ponerle un cinturón de
castidad sagrado. Y es que las vestales fueron una de las instituciones más
importantes de Roma desde sus primeros tiempos, las encargadas de servir a la
diosa Vesta y de mantener encendido un fuego sagrado que exigía la castidad.
Cosas del fuego. Total, que allí estaba Rea Silvia convertida en monja a la
fuerza. Y Marte, el dios de la guerra, que pasaba por allí cerca, vio a Rea
Silvia y le dijo "¡Mozaaaa!". Que en latín viste mucho más, pero no
los suficiente, así que Rea Silvia le dijo que no, que mejor otro día, pero
Marte no entendía mucho de que no es no, y violó a la vestal en un bosque. Si
esto fuera la historia de... yo que sé, de Argos, por ejemplo, el dios se
hubiera convertido en un enjambre de abejas, que hubiera seducido a Rea Silvia
con su melódico zumbido y la hubiera dejado embarazado con su miel, por
ejemplo. Pero aquí hay romanos, así que todo serio. Marte a lo suyo, y Rea
Silvia quedaría embarazada de gemelos, y nueve meses después nacerían Rómulo y
Remo. A Amulio esto le cayó a cuerno quemado, ya que de pronto se encontraba
con dos rivales para el trono de Alba Longa, así que ordenó que enterraran viva
a Rea Silvia, y que ahogaran en el Tíber a los niños. El propio dios del río se apiadaría de los
gemelos y los llevaría con una loba, Luperca, un animal sagrado consagrado a
Marte, que los amamantaría como si fueran Mowgli. Hay otra historia menos
animal, y es que los niños quedaron bajo el cuidado de un pastor, Faustulo, y
su esposa, Acca Laurentia, que antes de ser pastora, había sido una conocida
prostituta, que en latín se dice "lupa", igual que loba, y quizá esa
Acca Laurentia fuera la loba que amamantó a Rómulo y Remo.
La
verdad es que da un poco igual, con madrastra loba o pastora, cuando los
jóvenes crecieron hicieron lo que cualquier heredero mítico exiliado tiene que
hacer, o sea, recuperar su trono. Así que Rómulo y Remo se fueron derechos para
Alba Longa, mataron a Amulio y repusieron a Numitor en el trono. Pero en seco.
Si esto hubiera sido la historia de Argos, los gemelos hubieran descubierto su
ascendencia de chiripa, se hubieran encontrado con una serpiente de doce
cabezas por el camino, hubieran matado a Amulio, se hubieran casado cada uno
con una hermana que luego hubieran descubierto que eran sobrinas de sus tíos, o
sea, sus hermanas, uno se hubiera sacado los ojos, otro se hubiera lanzado al
mar, una de ellas hubiera enloquecido y corrido por los bosques entregada a las
Bacantes, y la última hubiera sacado los menudillos a los hijos de los cuatro
antes de viajar a Delfos a pedir perdón. Pero eso. No son griegos. Así que...
llegaron, mataron y coronaron.
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