Dejamos a Numitor establecido de
nuevo como rey en Alba Longa, pero a sus nietos, Rómulo y Remo, les había
picado el gusanillo del gobierno, así que para no luchar contra su abuelo y
derrocarle, que total para eso se habían ahorrado el volver a entronizarle, se
marcharon de Alba Longa para construir su propia ciudad allí donde el río Tíber
les había llevado y la Loba (o el pastor y su esposa) les había encontrado, un
pantano situado entre los montes Palatino y Capitolio. Rómulo decidió fundar
Roma en el monte Palatino, pero Remo quería fundar su ciudad, Remoria, en el
cercano monte Aventino. Pero ambos eran conscientes de que no podían fundar dos
ciudades tan cercanas, y en este caso, la ley de primogenitura no podía
aplicarse, ya que eran gemelos. En lugar de jugárselo a los chinos, decidieron
recurrir al avistamiento de pájaros, que hoy en día es una cosa como muy friki
de fin de semana campestre, pero entonces era algo muy serio, ya que se
utilizaba para vaticinar el futuro, pero que se lo tomaban en serio, no en plan
Mi Queridísimo Piscis. Rómulo ganó el
concurso, y Remo se encabronó. Si esto hubiera sido la historia de Argos, en este
momento Remo se hubiera marchado de allí, siguiendo el vuelo de un águila
solitaria, hubiera cruzado algún mar acompañado probablemente por Hércules y
otros amigos, y después de atravesar jardines llenos de plantas devoradoras de
hombres, conocer hermosas ninfas que querían convertirles en fuentes y derrotar
a un basilisco, descubrirían un nuevo lugar donde establecer su Remoria, con el
beneplácito de Marte, que hubiera dejado allí unas botas, un escudo y una
corona para su heredero, inspirado en algún momento por la Sibila de Cumas. Por
ejemplo. Pero esto es Roma, y aquí, muy serio, Rómulo comenzó a trazar el
perímetro de su ciudad, algo sagrado para la cultura romana, y prohibió que
nadie entrara en la ciudad mientras él trazaba esa línea. Remo se puso en plan
"y si entro qué", y entró. Y claro, a Rómulo no le quedó más remedio
que matarlo. Y lo mató.
Rubens imaginó así el encuentro entre Marte y Rea Silvia. El padre tenía todo un carácter, y claro, así le salieron de respondones los críos... |
Así
que en resumen, la historia fundacional de Roma está marcada por una violación,
un asesinato y un fratricidio. Pero todo muy serio y muy romano. Como arranque
no está mal. En fin, seguimos, que ya tenemos a Roma fundada, con Rómulo como
rey. No tardarían mucho en comenzar a llegar aspirantes a ciudadanos,
procedentes de otras ciudades latinas, y de entre ellos, Rómulo nombró a los
primeros cien patres, con los que
daría origen a los patricios y al
Senado de Roma, que en principio sería un cuerpo legislativo de apoyo al rey. Roma
ya estaba preparada para echar a andar, pero un día, los romanos se dieron
cuenta de que les faltaba algo.
Mujeres.
Y
sin mujeres, Roma no iba a durar mucho, no habría romanitos nuevos. Los
refugiados romanos eran sobre todo hombres, y esto no era la historia de Argos,
donde hubieran podido recoger mujeres sembradas en un campo con dientes de
hidra, por ejemplo. Era Roma, había que cometer otro delito.
Rómulo
convocó unos juegos dedicados a Neptuno en el cercano monte Quirinal, y allí
invitaron a muchos representantes de otros pueblos latinos, como los Sabinos, y
estos acudieron a los juegos con sus hijas y sus mujeres. Y a una señal de
Rómulo, los romanos tomaron a las mujeres de sus invitados, las secuestraron y
expulsaron a sus familiares de Roma, diciendo luego que habían violado su
hospitalidad (tócate los cojones). Los primeros días de las Sabinas
(pertenecían a muchos pueblos, pero vamos a dejarlo así por aquello de la
tradición) debían estar a la gresca, pero Rómulo consiguió aplacarlas, y poco a
poco comenzaron los matrimonios entre los romanos y las sabinas. Ahora, fuera
de Roma, se estaba armando gorda. Los latinos estaban que se subían por las
paredes, y debido a que algunos consideraban que los sabinos estaban teniendo
demasiada pachorra para la venganza, comenzaron a lanzarse uno tras otro sobre
Roma. Pero fueron los latinos los que se llevaron ostias a mano abierta, de
modo que se desarmaron a ciudades cercanas: Caenina, Antemna, Crustumno,
Fidenas... Por fin los Sabinos vieron que se les estaban comiendo la tostada, y
al mando del general Tito Tacio, se dirigieron hacia Roma.
Y
esto ya era otra película, los sabinos estaban mejor preparados que sus
vecinos, y no sólo consiguieron llegar a Roma, sino que pusieron cerco al Monte
Capitolino. Una romana, Tarpeya, que vio la oportunidad de hacerse rica en
manos de los sabinos, llegó a un acuerdo con estos, comprometiéndose a
permitirles entrar en la fortaleza del Monte Capitolino, a cambio de que los
sabinos le dieran "lo que llevaban en las manos", refiriéndose a sus
brazaletes. Los sabinos tomaron la fortaleza, y así dominaron el Monte
Capitolino, dejando a los romanos en el Palatino, y convirtiendo el valle que
había entre ambas en un campo de batalla. Por cierto, a Tito Tacio lo de la
traición de Tarpeya le sentó a cuerno quemado, aunque había sido en su favor, y
lo que hicieron fue aplastarla con lo que llevaban en las manos... es decir,
sus escudos. Para que en otra ocasión, tuvieran cuidado con lo que pedían. Pero
bueno, el caso es que el nombre de la chica quedó para la posteridad, ya que se
nombró como "La Roca Tarpeya" a un promontorio del Monte Capitolino
desde el que se despeñaba a los condenados a muerte en Roma. Se les despeñaba
civilizadamente, claro, que eran romanos.
Las
cosas se pusieron feas, los ejércitos se desbandaban, los héroes morían... y
las Sabinas tuvieron que intervenir para salvar a sus maridos. La intervención
de las mujeres permitió a unos y otros poner fin a la guerra, ya que con esto,
las sabinas aceptaban su situación de mujeres romanas, poniendo fin a las
reclamaciones de sus parientes, y de hecho, llegó un momento de gran hermandad,
pues romanos y sabinos decidieron unirse en un sólo pueblo, trasladándose
muchos sabinos a Roma y poniéndose bajo el gobierno de una diarquía formada por
dos reyes: Rómulo por parte de los romanos y Tacio por parte de los sabinos.
Cada uno de ellos tenía su senado, y bueno, parece que funcionaron bastante
bien. Duplicaron el ejército, la caballería... Pero en un tiempo todo se
torcería, aunque realmente no parece que Rómulo y Tacio llegaran a llevarse mal
nunca. Por algún motivo, unos parientes de Tacio asaltaron y mataron a unos
mensajeros que venían de Laurentum. Los Laurentianos pidieron justicia a
Rómulo, pero este se lavó las manos, diciendo que Tacio le impedía actuar, así
que un grupo de laurentianos emboscaron a
Tacio y lo mataron en Lavinium. En Laurentia se hicieron un poco de caca
pensando en la venganza romana, así que entregaron a los asesinos a Rómulo,
pero este dijo que podían volver a casa, que quítame allá esas pajas, y que
total, lo comido por lo servido, que la muerte de Tacio era el precio por la
muerte de los mensajeros. Total, que estaba mejor solo que acompañado.
Tanto
el tiempo de la diarquía como los años siguientes estarían marcados por
conflictos con otras ciudades cercanas, como Cameria. En resumen, y al margen
de lo que la mitología nos cuente de la creación de Roma, con o sin Rómulo y
Remo, con Sabinas o sin ellas, lo que tenemos es una población surgente, la de
Roma, con enfrentamientos entre otros pueblos latinos vecinos, alianzas,
traiciones, y todo lo que cabe esperar en una situación como esta. El caso es
que hacia el año 737 a.C más o menos, Roma se había convertido ya en la ciudad
más importante del Lacio... lo suficientemente importantes como para atraer la
atención de sus vecinos del norte, los Etruscos.
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