La Peregrinación de Gracia había
supuesto el mayor conflicto interno en Inglaterra desde el final de la Guerra
de las Dos Rosas, y había puesto sobre la mesa algo que al parecer Enrique no
había querido pensar o sus consejeros, con Cromwell al frente, habían sabido
esconderle muy bien, y es el hecho de que no toda Inglaterra estaba de acuerdo
con sus reformas. Teniendo en cuenta, además, que Aske y los suyos nunca se
habían alzado contra el rey, sino contra los hombres que le rodeaban. El caso
es que si Enrique ya llevaba años alimentando la paranoia de que estaba rodeado
de traidores, la Peregrinación de Gracia no hizo más que alimentar esa idea,
como demuestran las acciones que tomaría en este tiempo contra la familia Pole.
Vamos
a ver, que tenemos que viajar atrás en el tiempo algunos años, así como
cincuenta, antes de la Batalla de Bosworth y de la llegada de los Tudor, a los
tiempos anteriores, cuando la Rosa Blanca y la Rosa Roja se daban de ostias
todavía. Eduardo IV de York era el rey de Inglaterra después de derrocar a
Enrique VI de Lancaster y su esposa, Margarita de Anjou. Y Eduardo tenía dos
hermanos: Jorge, duque de Clarence y Ricardo, duque de Gloucester, los famosos
"Clarence y Glóster" de las obras de Shakespeare. El caso es que si
bien Ricardo permaneció siempre fiel a su hermano, y de hecho terminó siendo
rey de Inglaterra e incluso casado con la hija de este e Isabel Woodville,
Isabel de York (sí, la madre de Enrique VIII), Jorge fue un personaje bastante
más turbio, que cambió de bando en la guerra en varias ocasiones, apoyando a unos
y a otros según su propio interés o incluso el de su suegro, el Duque de
Warwick, el llamado "Hacedor de Reyes". El caso es que Jorge contrajo
matrimonio con la hija del Hacedor de Reyes, Elizabeth Neville, y tuvieron
varios hijos, de los cuales sobrevivieron dos: Margaret y Eduardo. Jorge acabó
su vida malamente, dicen que metido en una cuba de vino (asesinado), y sus
hijos quedaron bajo el cuidado de su tía, Anne Neville, primera esposa del que
sería el rey Ricardo III. El caso es que Ricardo murió en Bosworth, Enrique VII
se convirtió en rey de Inglaterra, y el joven Eduardo fue ejecutado en 1499,
después de catorce años encerrado en la Torre de Londres para evitar que
pudiera presentar algún tipo de reclamación al trono, reuniendo a su alrededor
a los partidarios de la Casa de York que pudieran quedar en Inglaterra. Eso
dejaba con vida solo a Margaret, que había contraído matrimonio con Richard
Pole, sobrino de Margarita Beaufort, la madre de Enrique VII, y fue una de las
damas de Catalina de Aragón y el Príncipe Arturo hasta que este falleció.
Margaret enviudó en 1502, y para paliar su grave situación económica, dejó a su
tercer hijo, Reginald Pole, en manos de la Iglesia, donde el muchacho
emprendería una meteórica carrera. La situación de Margaret llegó a ser tan
grave que pasaría un tiempo viviendo en una abadía de beneficencia, pero
finalmente volvió a la corte de nuevo como dama de Catalina de Aragón cuando
esta se casó con Enrique VIII. Margaret estuvo al lado de la reina, fue
nombrada institutriz de la princesa María, e incluso durante el proceso de
divorcio, cuando su casa fue desmantelada, trató de que la muchacha le fuera
entregada y mantenerla bajo su propio techo, pero se le prohibió, y Margaret
permaneció apartada de la corte durante todo el reinado de Ana Bolena,
volviéndosela a aceptar cuando llegó la reina Juana.
Pero
esa aceptación no sería muy larga. Su hijo, Reginald Pole, había pasado su
juventud estudiando en Francia e Italia, y se había convertido en un prometedor
joven al que Enrique VIII había intentado atraer a su lado, ofreciéndole la
diócesis de York a cambio de su apoyo en el asunto del divorcio con Catalina.
Reginald se negó, volviendo a Europa, donde incluso se barajó la posibilidad de
que abandonara la Iglesia y contrajera matrimonio con María Tudor, creando así
una nueva dinastía que entrelazara de nuevo a los Plantagenet y a los Tudor. El
plan no llegaría a llevarse a cabo, pero en 1536, con la Peregrinación de
Gracia en ciernes, Cromwell y sus seguidores comenzaron a interrogar
públicamente a Pole por su situación ante la reforma de la Iglesia en
Inglaterra, y Pole respondió negando la autoridad de Enrique ante la Iglesia.
Su propia madre reprendió por carta a Reginald, pero el daño ya estaba hecho,
porque además, parece ser que el Papa Pablo III a través de Reginald Pole,
estaba ayudando a la causa de la Peregrinación de Gracia, quizá como un plan
para devolver a Enrique VIII al seno de la Iglesia... o de destronarle y poner
a otra persona más asequible en el trono. Reginald se vio obligado a vivir
escondiéndose bajo la protección de Francisco I de Francia y del Emperador
Carlos V, sabiendo que el parlamento inglés había enviado hombres a asesinarle.
¿Y cómo se lo tomó todo Enrique allí en Inglaterra? Pues como se lo tomaba todo,
malamente. Cromwell organizó la detención de los familiares de Reginald Pole:
todos los Pole a los que se pudo echar el guante fueron capturados y arrojados
a las celdas de la Torre de Londres, acusados de traición y de formar parte de
una conspiración urdida por Reginald Pole. Estamos en 1538, y hay que dejar
esta historia en pausa y volver a la vida privada de Enrique para poder
entender un poco mejor qué pasó después.
Volvemos
a 1536, antes de la Peregrinación de Gracia, a los días posteriores al matrimonio
de Enrique VIII y Juana Seymour. Por supuesto, se esperaba de la reina que
concibiera cuanto antes un heredero varón para asegurar la herencia Tudor, pero
mientras, Enrique estaba moviendo piezas legales para mientras tanto tener ya a
ese heredero que tanto había buscado: Henry Fitzroy, el hijo bastardo que había
tenido con Bess Blount. Pero mientras el parlamento tramitaba la ley que le
convertiría en heredero de la corona inglesa, el muchacho, que tenía por
entonces diecisiete años, comenzaba a dar muestras de enfermedad, probablemente
tuberculosis. Y en aquellos años, esta enfermedad tenía mala solución, así que
Henry Fitzroy moriría el 18 de Junio de 1536. Pero apenas medio año más tarde,
en Enero de 1537, con la Peregrinación de Gracia en pleno auge, Juana Seymour
se quedaba embarazada y de nuevo la posibilidad de un varón legítimo animaba a
Enrique, que en esos momentos se encontraba liado con la revuelta en el norte.
Por cierto, parece ser que Juana pidió piedad para los rebeldes cuando estos
fueron derrotados por Norfolk, y que el rey la dijo que muy bien, pero que en
aquella corte, las mujeres con opinión terminaban pasando por el patíbulo, así
que hasta donde sabemos, este fue el único intento de Juana por intentar
participar en política. El 12 de Octubre de 1538 nacía en Hampton Court un niño
al que llamaron Eduardo.
El
heredero había llegado.
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