domingo, 17 de marzo de 2019

ENRIQUE VIII Y SUS REINAS (VII)


La Peregrinación de Gracia había supuesto el mayor conflicto interno en Inglaterra desde el final de la Guerra de las Dos Rosas, y había puesto sobre la mesa algo que al parecer Enrique no había querido pensar o sus consejeros, con Cromwell al frente, habían sabido esconderle muy bien, y es el hecho de que no toda Inglaterra estaba de acuerdo con sus reformas. Teniendo en cuenta, además, que Aske y los suyos nunca se habían alzado contra el rey, sino contra los hombres que le rodeaban. El caso es que si Enrique ya llevaba años alimentando la paranoia de que estaba rodeado de traidores, la Peregrinación de Gracia no hizo más que alimentar esa idea, como demuestran las acciones que tomaría en este tiempo contra la familia Pole.

La verdad es que no sabemos seguro si esta señora es Margaret Pole, pero normalmente se dice que el retrato es suyo, así que... así nos hacemos una idea de cómo era la mujer que provocó pesadillas en Enrique VIII. 


               Vamos a ver, que tenemos que viajar atrás en el tiempo algunos años, así como cincuenta, antes de la Batalla de Bosworth y de la llegada de los Tudor, a los tiempos anteriores, cuando la Rosa Blanca y la Rosa Roja se daban de ostias todavía. Eduardo IV de York era el rey de Inglaterra después de derrocar a Enrique VI de Lancaster y su esposa, Margarita de Anjou. Y Eduardo tenía dos hermanos: Jorge, duque de Clarence y Ricardo, duque de Gloucester, los famosos "Clarence y Glóster" de las obras de Shakespeare. El caso es que si bien Ricardo permaneció siempre fiel a su hermano, y de hecho terminó siendo rey de Inglaterra e incluso casado con la hija de este e Isabel Woodville, Isabel de York (sí, la madre de Enrique VIII), Jorge fue un personaje bastante más turbio, que cambió de bando en la guerra en varias ocasiones, apoyando a unos y a otros según su propio interés o incluso el de su suegro, el Duque de Warwick, el llamado "Hacedor de Reyes". El caso es que Jorge contrajo matrimonio con la hija del Hacedor de Reyes, Elizabeth Neville, y tuvieron varios hijos, de los cuales sobrevivieron dos: Margaret y Eduardo. Jorge acabó su vida malamente, dicen que metido en una cuba de vino (asesinado), y sus hijos quedaron bajo el cuidado de su tía, Anne Neville, primera esposa del que sería el rey Ricardo III. El caso es que Ricardo murió en Bosworth, Enrique VII se convirtió en rey de Inglaterra, y el joven Eduardo fue ejecutado en 1499, después de catorce años encerrado en la Torre de Londres para evitar que pudiera presentar algún tipo de reclamación al trono, reuniendo a su alrededor a los partidarios de la Casa de York que pudieran quedar en Inglaterra. Eso dejaba con vida solo a Margaret, que había contraído matrimonio con Richard Pole, sobrino de Margarita Beaufort, la madre de Enrique VII, y fue una de las damas de Catalina de Aragón y el Príncipe Arturo hasta que este falleció. Margaret enviudó en 1502, y para paliar su grave situación económica, dejó a su tercer hijo, Reginald Pole, en manos de la Iglesia, donde el muchacho emprendería una meteórica carrera. La situación de Margaret llegó a ser tan grave que pasaría un tiempo viviendo en una abadía de beneficencia, pero finalmente volvió a la corte de nuevo como dama de Catalina de Aragón cuando esta se casó con Enrique VIII. Margaret estuvo al lado de la reina, fue nombrada institutriz de la princesa María, e incluso durante el proceso de divorcio, cuando su casa fue desmantelada, trató de que la muchacha le fuera entregada y mantenerla bajo su propio techo, pero se le prohibió, y Margaret permaneció apartada de la corte durante todo el reinado de Ana Bolena, volviéndosela a aceptar cuando llegó la reina Juana.

               Pero esa aceptación no sería muy larga. Su hijo, Reginald Pole, había pasado su juventud estudiando en Francia e Italia, y se había convertido en un prometedor joven al que Enrique VIII había intentado atraer a su lado, ofreciéndole la diócesis de York a cambio de su apoyo en el asunto del divorcio con Catalina. Reginald se negó, volviendo a Europa, donde incluso se barajó la posibilidad de que abandonara la Iglesia y contrajera matrimonio con María Tudor, creando así una nueva dinastía que entrelazara de nuevo a los Plantagenet y a los Tudor. El plan no llegaría a llevarse a cabo, pero en 1536, con la Peregrinación de Gracia en ciernes, Cromwell y sus seguidores comenzaron a interrogar públicamente a Pole por su situación ante la reforma de la Iglesia en Inglaterra, y Pole respondió negando la autoridad de Enrique ante la Iglesia. Su propia madre reprendió por carta a Reginald, pero el daño ya estaba hecho, porque además, parece ser que el Papa Pablo III a través de Reginald Pole, estaba ayudando a la causa de la Peregrinación de Gracia, quizá como un plan para devolver a Enrique VIII al seno de la Iglesia... o de destronarle y poner a otra persona más asequible en el trono. Reginald se vio obligado a vivir escondiéndose bajo la protección de Francisco I de Francia y del Emperador Carlos V, sabiendo que el parlamento inglés había enviado hombres a asesinarle. ¿Y cómo se lo tomó todo Enrique allí en Inglaterra? Pues como se lo tomaba todo, malamente. Cromwell organizó la detención de los familiares de Reginald Pole: todos los Pole a los que se pudo echar el guante fueron capturados y arrojados a las celdas de la Torre de Londres, acusados de traición y de formar parte de una conspiración urdida por Reginald Pole. Estamos en 1538, y hay que dejar esta historia en pausa y volver a la vida privada de Enrique para poder entender un poco mejor qué pasó después.

Este es un retrato del cardenal Reginald Pole, obra del pintor alemán Willem van der Passe. Pole sería un auténtico grano en el culo de Enrique VIII durante mucho tiempo, y terminaría consiguiendo volver a Inglaterra... pero eso lo veremos más adelante...  


               Volvemos a 1536, antes de la Peregrinación de Gracia, a los días posteriores al matrimonio de Enrique VIII y Juana Seymour. Por supuesto, se esperaba de la reina que concibiera cuanto antes un heredero varón para asegurar la herencia Tudor, pero mientras, Enrique estaba moviendo piezas legales para mientras tanto tener ya a ese heredero que tanto había buscado: Henry Fitzroy, el hijo bastardo que había tenido con Bess Blount. Pero mientras el parlamento tramitaba la ley que le convertiría en heredero de la corona inglesa, el muchacho, que tenía por entonces diecisiete años, comenzaba a dar muestras de enfermedad, probablemente tuberculosis. Y en aquellos años, esta enfermedad tenía mala solución, así que Henry Fitzroy moriría el 18 de Junio de 1536. Pero apenas medio año más tarde, en Enero de 1537, con la Peregrinación de Gracia en pleno auge, Juana Seymour se quedaba embarazada y de nuevo la posibilidad de un varón legítimo animaba a Enrique, que en esos momentos se encontraba liado con la revuelta en el norte. Por cierto, parece ser que Juana pidió piedad para los rebeldes cuando estos fueron derrotados por Norfolk, y que el rey la dijo que muy bien, pero que en aquella corte, las mujeres con opinión terminaban pasando por el patíbulo, así que hasta donde sabemos, este fue el único intento de Juana por intentar participar en política. El 12 de Octubre de 1538 nacía en Hampton Court un niño al que llamaron Eduardo.

               El heredero había llegado.


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